Objetivos
Este taller de lectura y escritura de crónicas de viaje
parte de una premisa: el periodismo narrativo se aprende o se afina al
escribir y leer en paralelo, de manera fragorosa. La lectura de los
grandes cronistas es pura fruición y materia inspiradora; mientras que
la escritura propia puede ser agotadora y tortuosa, coronada quizá por
un goce final.
La situación de viaje periodístico obliga a activar los
sentidos en “modo radar”, colocándonos seguido frente a la instancia
medular de la crónica: lo inusual y el encuentro con el otro, inmerso en
su cosmovisión. Ese choque inevitable se va amortiguando a medida que
indagamos en lo subyacente de cada cultura y hace brotar la materia útil
para un relato que no se limite al dato fáctico y los meros hechos. Y
para esto no hace falta ir lejos: en el lugar más inesperado, cerca de
casa, pueden surgir el personaje o la vivencia convertibles en un gran
relato. Una cosa es informar lo que vemos y otra casi opuesta es
narrarlo.
A diferencia de la noticia, la crónica reconstruye una
vivencia en la mente del lector apelando a los cinco sentidos: “las
cosas ocurren dos veces: en los hechos y en la representación de los
hechos que nosotros hacemos como cronistas”, dice Juan Villoro. La
noticia envejecerá rápido; pero una crónica bien trabajada a veces dura
por siglos.
El taller está pensado para periodistas, estudiantes y
graduados en Ciencias de la Comunicación u otras ciencias sociales, y a
todo aquel con inclinación por la lectura y la escritura de crónicas de
viaje. Objetivos teóricos -Leer las crónicas de la bibliografía a
“trasluz” para ver su “esqueleto”
-Pulir la escritura de vicios de egocentrismo y lugares
comunes como la adjetivación innecesaria, para ejercitarla de manera
sobria, concisa y original.
-Perfilar el tratamiento de los temas para ir en
profundidad; evitar el diario personal y aquello que sólo pueda
interesarle a nuestra familia, para producir en cambio textos con valor
periodístico.
-Sortear el riesgo de aburrir al lector con cosas superfluas que no recrean un ambiente o una situación.
-Eludir prejuicios etnocentristas o caer en el exotismo.
-Definir cuándo tomar nota y los usos del grabador.
-Respetar la selección y jerarquizaciones que la memoria hace por sí sola.
-Estimular el inconformismo indagador para llegar más lejos en los temas (y saber cuándo se agotaron).
-Considerar los riesgos de creerse un artista o un
antropólogo, cuando uno está apenas de paso por un lugar y llega a
suponer haberlo entendido todo.
-Ejercitar el manejo del ritmo, la fluidez y la
plasticidad de cada frase; conocer los riesgos del enciclopedismo.
Objetivos prácticos
-La producción de una crónica valiosa sobre un viaje
propio (o perfeccionar una ya escrita con el docente en el papel de
editor de un medio frente a un periodista). Terminar y pulir esa crónica
de modo que sea publicable a través der un ida y vuelta semanal del
texto producido para su análisis crítico.
-Estudiar y componer escenas narrativas de non-fiction con
técnicas literarias, cuya correcta interconexión es el eje de una
crónica.
-Influir en la forma de viajar para contarla; quien se
hace cronista viaja con un objetivo concreto y se coloca en “modo
esponja”, para tratar de absorber todo lo que pueda, seleccionando y
descartando in situ el material para sus relatos. Además intenta ver e interpretar lo que otros no ven y -en
lo posible- trata de responder algunos porqués de lo que ve:
claramente, el cronista no está de vacaciones. Se entregará un diploma
de asistencia.